Ferruccio Lamborghini ha sido un hombre fundamental en la historia de la compañía, no solo por haberla fundado en 1963, sino también por haber sido el inspirador, impulsado por un incesante deseo de mejora e innovación, de los modelos más emblemáticos de su historia, como el Miura y el Countach.
Cuando Ferruccio Lamborghini vendió la compañía en 1973-1974, Lamborghini ya era considerado uno de los fabricantes más exitosos y admirados del mundo.
Dejó la empresa habiendo establecido un deseo de innovación continua y de intolerancia hacia los hábitos establecidos que todavía hoy distinguen a Lamborghini.
Ferruccio Lamborghini nació el 28 de abril de 1916 en Renazzo, una aldea del municipio de Cento, en la provincia de Ferrara. Era el hijo mayor de Antonio y Evelina Lamborghini, una familia de granjeros, y por ello su destino parecía estar escrito, pues la tradición dictaba que el hijo mayor debía heredar la granja familiar.
Sin embargo, el joven Ferruccio se sentía más atraído por la mecánica que por la tierra, y desde muy joven prefirió pasar las tardes en el taller que había en la granja.
Al igual que el carácter de aquellos que nacen bajo el signo de Tauro, Ferrucio era conciso, tenaz y estaba muy seguro de sus propias ideas. Siendo todavía un niño, consiguió que le contrataran en el mejor taller de mecánica de Bolonia, donde descubrió todos los secretos de la profesión.
Al estallar la II Guerra Mundial, Ferruccio, que ya era un mecánico experimentado y muy apreciado, fue reclutado por el ejército y destinado en el 50º Departamento de Maniobras Mixtas, en Rodas (Grecia), que se encargaba del mantenimiento de todos los vehículos militares presentes en la isla, entre ellos tractores utilizados para remolcar aviones y camiones diésel.
La alternancia de la fortuna en la guerra hizo que Ferruccio reparara con éxito (y a veces también rompiera, como recordaría más tarde) vehículos pertenecientes a los italianos, alemanes y británicos. Fue también en Rodas, al acabar la guerra, donde abrió su primera empresa, un pequeño taller de mecánica.
En 1946, regresó a Italia y, aprovechando algunos incentivos puestos en marcha para apoyar la recuperación económica, abrió un taller en Cento, donde reparó vehículos de motor y construyó pequeños utilitarios.
Mientras trabajaba en el taller y observaba la crisis de la agricultura local, se acordó de los tractores que había reparado en Rodas, y fue así como puso en marcha la idea de construir tractores agrícolas baratos que estuvieran al alcance de pequeños terratenientes, utilizando componentes de antiguos vehículos militares.
El primero en ser transformado fue un camión Morris al que Ferruccio, además de instalar las principales modificaciones, montó un vaporizador de combustible inventado por él mismo. Fue presentado el 3 de febrero de 1948 durante las fiestas patronales de Cento y vendió once unidades. Este fue el éxito que llevó a Ferruccio Lamborghini a convertirse en empresario.
Con el objetivo de comprar un lote de 1000 motores Morris, tuvo que endeudarse con el banco e hipotecar todo lo que tenía, incluyendo – con la aprobación de su padre – la granja familiar.
En 1963, cuando ya se encontraba entre los industriales más importantes de Italia, Ferruccio Lamborghini decidió construir los mejores coches de gran turismo del mundo.
Fue entonces cuando surgió la necesidad de encontrar un logotipo adecuado que los caracterizara. Hasta entonces, los tractores fabricados bajo el nombre de Lamborghini tenían una señal de color plata muy sencilla: un triángulo con las letras FLC (Ferruccio Lamborghini Cento).
Ferruccio se puso en contacto con un conocido diseñador gráfico local, Paolo Lambaldi, y éste le preguntó que cuáles eran las características personales que poseía. “Soy tamugno (que traducido del dialecto boloñés significa duro, fuerte, testarudo) como un toro”, fue la respuesta de Ferruccio. Y así, en combinación con su signo del zodiaco, es como surgió el actual logotipo de Automobili Lamborghini que conoce todo el mundo.
Las características de innovación y curiosidad técnica (hoy diríamos innovación, simplemente) siguen siendo el sello de Ferruccio Lamborghini y de las personas, a veces los mejores ingenieros del mundo, que le rodeaban. El Miura, en 1966, reescribió la historia del Gran Turismo, llevando a los periodistas que lo probaron a acuñar una nueva palabra para describirlo: Supercar.
El Countach, creado como prototipo en 1971, fue tan revolucionario que seguía siendo moderno en 1990, cuando tras 17 años de producción y 1999 unidades fabricadas, fue sustituido por el Diablo, el primer superdeportivo de Lamborghini con tracción total.
Ferruccio no forma parte de la compañía desde hace muchos años, pero su espíritu basado en la convicción de que incluso lo mejor puede seguir siendo mejorado y su deseo de explorar nuevas vías, siguen presentes.
En 2018 hizo su debut el Urus, el primer Super SUV, que permitió a la marca entrar en un nuevo mercado. Dos años más tarde, en 2020, llegó el Sián, el primer Lamborghini híbrido, un vehículo que cuenta con un motor de 12 cilindros que utiliza supercondesadores para almacenar y liberar energía eléctrica de la forma más rápida y eficiente. Ferruccio, que murió el 20 de febrero de 1993, se habría sentido orgulloso.